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Simon Contra. Misticisme tecnopop

A cargo de Christian Alonso.

Espai 1 + Centre de Documentació

Simon Contra (La Portella, el Segrià) se inscribe dentro de la genealogía de artistas que se interesan por lo espiritual, esotérico y oculto. Mediante la pintura, el vídeo y la instalación, Contra revisa, reelabora y crea iconos religiosos y paganos, misterios tecnológicos y mundanos, devociones personales y sociales. Y lo hace con una sensibilidad que es a la vez mística, tecnológica y popular. O sea, su espiritualidad es elevada y ordinaria; sus proyectos tecnoartesanales visitan el pasado y el futuro, y sus temas se nutren de la cultura tradicional y de masas.

Apostando por un expresionismo sin remordimientos que no renuncia al humor, la ironía y la sátira, el artista desvela la homofobia de la Iglesia i manifiesta sus contradicciones; dialoga con obras maestras de la pintura para cuestionar el racismo y apelar a la hermandad; construye santuarios que invitan a la introspección y a la conspiración; practica exorcismos y resucita a dictadores para evidenciar la pervivencia del fascismo; fabula sobre mundos, recrea artefactos enigmáticos e imagina fenómenos paranormales; reconstruye hechos para dar valor al patrimonio natural, cultural y artístico; realiza fórmulas alquímicas para inmortalizar mitos de la cultura pop y LGTBIQ+.

«Misticismo tecnopop» es la primera exposición individual del artista leridano Simon Contra. Reivindicar su figura en una institución como el Centre d’Art La Panera obedece a cuatro motivos. El primero, la calidad, innovación y rigor de su obra, la cual se alimenta de su rica cultura visual y musical, y de su formación en Bellas Artes e Historia del Arte. El segundo, su misticismo folclórico, que desafía una modernidad capitalista, que, históricamente, ha considerado que la creencia en los espíritus es contraria a la fe en el progreso y a los valores racionales, empíricos y tecnocientíficos que han conducido al colonialismo, al patriarcado y al desastre ecológico.

El tercero, la defensa del lenguaje naíf, que canaliza su percepción extrasensorial y cuestiona un arte contemporáneo elitista dominado por la pureza formal. Por último, su orientación futurista, que se centra en proyectar imaginarios y rechaza miradas nostálgicas. La disposición de los veintisiete proyectos que incluye la muestra sigue la espiral áurea, una proporción perfecta hecha con un número irracional.  

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