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ALEX REYNOLDS. THE PULSE OF THE HOUSE BEAT SOFTLY

A CARGO DE ANNA MANUBENS

Un día alguien nos descubre una peca en una parte del cuerpo que no veíamos. Desde fuera alcanza a ver algo que había permanecido hasta entonces desconocido, pese a haber estado siempre ahí, formando parte de nuestra piel. De repente, el cuerpo, el nuestro, se nos hace extraño.

Tomando este gesto como punto de partida —señalar desde afuera lo que desde dentro permanece incógnito—, la exposición propone abordar la obra de Alex Reynolds en su capacidad de revelar los puntos ciegos de lo que sentimos como propio y de colocarnos ante una repentina pérdida de familiaridad de lo que llamamos sin dudar «casa», lo que hasta hace un momento nos hacía sentir a salvo. Al movernos el suelo del hogar se genera una ocasión para revisitarlo, como si entrásemos en él por primera vez, y repensar las estructuras que habitamos.

Esto no solo se aplica al cuerpo, sino que puede suceder también respecto a los espacios; puede experimentarse frente a las formas de construir un relato y, mucho más en general, es trasladable a las formas de pensar, de relacionarnos y de vivir. El aparato legal, por ejemplo, una institución que supuestamente nos ampara, es el objeto de su última película, y en ella la ley aparece más intimidatoria que protectora.

El cine, como lenguaje en el que convergen casi todas estas capas —el cuerpo, los afectos, los cánones narrativos, así como las ficciones, los imaginarios y los códigos que rigen nuestras maneras de relacionarnos y de ordenar el mundo—, es la herramienta privilegiada de la que se sirve la artista para inducir esta forma de extrañamiento respecto al hábito.

Aceptar mirarse desde fuera, o salir a negociar las percepciones y construcciones propias con criterios ajenos, es una forma de hacerse poroso que no está exenta de cierta sensación de fragilidad. A veces, como espectadores, perdemos la confortabilidad. Pero pese a su momentánea dureza, el trabajo de la artista es más bien un ejercicio de confianza en la posibilidad de inventar otras maneras de vivir y convivir en otros tipos de casa.

El título es una cita de «A haunted house» (‘Una casa encantada’), un relato breve de Virginia Woolf escrito en 1944. En castellano se traduciría como «“A salvo, a salvo, a salvo”, el pulso de la casa latía suavemente».

 

  • #alexreynoldslapanera

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