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David Bestué. Pastoral

Comisariada por Marc Navarro

En «Pastoral», David Bestué adopta técnicas de procesado industrial para cuestionar la capacidad de representación de la escultura. La exposición presenta piezas de reciente y nueva producción que integran en su composición elementos vinculados al territorio, pero también obras de autoría diversa. El conjunto establece un marco temporal amplio que incide en cuestiones como los procesos de conservación y la relación entre tiempo y materia.

David Bestué situa en el centro de su investigación lo que él llama grado cero. El grado cero es el resultado de procedimientos que alteran la composición de un cuerpo sólido y lo reducen a partículas. Con esta operación, Bestué anula las funciones expresivas del objeto y restringe sus cualidades formales a propiedades como el peso o la consistencia.

A la vez, este retroceso formal o «empobrecimiento de la forma» pone en duda la capacidad descriptiva de los materiales que, tras ser procesados, solo pueden manifestarse disgregados o compactados. Su inconsistencia e inestabilidad dificultan su registro visual y reducen su representación a formas de circulación y suspensión, a su concentración y atomización. Bestué emplea moldes para otorgar una nueva estructura a estos materiales en bruto, que de este modo recobran su corporeidad y establecen una nueva relación con el espacio.

La consecuencia principal de este proceso es que se produce una merma significativa entre el objeto y su enunciado. Pero ¿puede la palabra restaurar una presencia? ¿Puede la trazabilidad de un material soportar el peso de una imagen? Además de interferir en su forma, ¿en qué modo el proceso de conservación altera los significados?

«Pastoral» describe dos modelos de presencia que se manifiestan en el plano material: el de un «presente que pasa» y el de un «pasado suspendido en el tiempo». Ambos modelos se sustentan en los principios de orden y organización, criterios que aplicamos para determinar qué debe ser conservado y qué debe ser desechado. Situada en el centro de esta metódica estructura, la materia se revela como un agente colaborador que actúa de forma ambivalente: mientras que con su solidez contribuye a avivar la memoria, con su precariedad deroga el recuerdo.

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