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Alba Feito. El desig és una línia que no acaba.

A cargo de Gisela Chillida.

Espai Transversal

Galopa un caballo con la cabeza incendiada. Una vela se derrite a suaves chorretones mientras su pequeña lumbre ilumina con un inestable tintineo. Llamas en las manos como las vestales. Una caja explota airadamente. La insistente fricción enciende una hoguera que estalla y se consume. En el universo de Alba Feito, todo arde. Su bestiario de trazos sugerentes ejecutados sin titubeo ofrece un erotismo multiforme, político y contracultural. Alegorías del deseo disidente, los dibujos sobre látexxxx y cerámica presentados en esta exposición ponen en jaque el imaginario lúbrico hegemónico —ya sabemos: patriarcal, heteronormativo, clasista, racista, cisexista, capacitista—.

Desear responde, para Feito, a un posicionamiento político que atraviesa inevitablemente cuestiones relacionadas con la sexualidad, el cuerpo y el poder. A lo largo de la historia, nos hemos sentido cohibid_s, juzgad_s, humillad_s, en peligro. Sexo siempre culpable y censurado. T-A-B-Ú. Por eso, ante el terror y la amenaza constantes, Feito aboga por un feminismo lúdico, erótico, promiscuo, excitante y gozoso que pone en el centro las cuerpas deseantes. Es en lo kink y en lo queer, donde «el deseo —señala Feito— se expande más allá de la genitalidad, desde la carnalidad; hay una explosión de riqueza que hace posible entender el deseo como algo flexible y adaptable».

Necesitamos imaginarios incendiarios para cuerpas calientes. El deseo es una línea que no acaba, devenir constante y potencia inagotable que se tambalea entre el placer más intenso y el peligro más funesto; deseo que abre caminos para entendernos, amarnos y gozar; que nos mantiene viv_s. Mantenlo prendido.

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